lunes, 6 de diciembre de 2010

El número aúreo

A lo largo de la historia, Phi, el número de oro o número áureo, ha representado, para las personas que lo han conocido, la belleza, la magia, la perfección, lo divino. ¿Por qué?
Quizás este video te ayude a entender su fascinación y magia:

El sistema de numeración Maya

Los mayas idearon un sistema de base 20 (¿contarían con las manos y los pies?) con el 5 cómo base auxiliar. La unidad se representaba por un punto. Dos, tres, y cuatro puntos servían para 2, 3 y 4. El 5 era una raya horizontal, a la que se añadían los puntos necesarios para representar 6, 7, 8 y 9. Para el 10 se usaban dos rayas, y de la misma forma se continúa hasta el 15, con tres rayas, pudiéndose formar el 16, 17, 18 y 19:


La civilización maya fue la primera de América en idear el cero. Éste era necesario para su numeración porque los mayas tenían un sistema posicional, es decir, un sistema de numeración en el que cada símbolo tiene un valor diferente según la posición que ocupa. El símbolo del cero es representado por un caracol (concha o semilla), una media cruz de Malta, una mano bajo una espiral o una cara cubierta por una mano. 

En la siguiente imagen podemos observar cómo se escribían los números utilizando el sistema posicional con 20 símbolos:


320 = 16 x 20 + 0
360 = 18 x 20 + 0
392 = 19 x 20 + 12
400 = 1 x 400 + 0 x 20 + 0

El Teorema del Loro

"El teorema del loro" es un libro de Denis Ghedj, matemático y novelista que pretende en su novela dar una entretenida lección de matemáticas.

La novela introduce una trama detectivesca en la que se ve envuelta una singular familia que vive en el barrio parisino de Montmartre y la forman un librero octogenario que se mueve en silla de ruedas, una mujer a la que dio trabajo y cobijo, y los hijos de ella: los gemelos Jonathan y Léa, que fueron concebidos en una alcantarilla, y Max, un niño sordo adoptado. Estos personajes se ven envueltos en una historia llena de misterios cuando por un lado Max rescata en el mercado de las pulgas de Clingnancourt a un loro parlanchín al que dos individuos malcarados tratan de atrapar, y por otro el anciano librero recibe de un viejo amigo que emigró a la Amazonia unas cajas con su excepcional biblioteca de libros de matemáticas y una carta en la que le asegura que ha resuelto dos enigmas que han llevado de cabeza a los matemáticos durante siglos: las famosas conjeturas de Fermat y de Goldbach. Poco después el amigo muere en extrañas circunstancias al incendiarse su casa. ¿Se trata de un accidente, de un suicido o de un asesinato? Lo cierto es que con su muerte se pierde el rastro de su supuesta resolución de los dos problemas matemáticos. Para averiguar si de verdad lo consiguió, el viejo librero y su familia deberán ordenar su biblioteca y repasar la larga y fascinante historia de las matemáticas, mientras un grupo mafioso busca con ahínco las mismas respuestas.

En cuanto a la divulgación matemática, "El teorema del loro" explica en primer lugar algunos conceptos básicos mediante demostraciones prácticas, como cuando la familia protagonista reproduce en la pirámide del Louvre la medición que hizo Tales de la pirámide de Keops utilizando la sombra que ésta proyectaba y el ingenio matemático. Lo más destacable del libro es su repaso a las principales teorías matemáticas desde la antigüedad hasta el siglo XX. Un recorrido que nos lleva por Egipto, Grecia, Alejandría, Bagdad, la Italia renacentista, la Francia revolucionaria y otros lugares al hilo de la vida de los genios que han revolucionado esta ciencia. Así, el lector se va topando con Pitágoras y su teorema; la invención del cero y de los números árabes, que en realidad fue obra de los indios; el gran matemático árabe Omar Al Jayyam, que fue amigo del líder de una secta de fanáticos; el sabio renacentista Tartaglia, al que su mejor amigo le robó sus teorías; el romántico Evariste Galois, matemático genial del todo incomprendido en su tiempo, y los forjadores de las matemáticas modernas como Descartes, Pascal, Leibniz y Newton.

Una novela recomendable incluso, o quizá sobre todo, para aquellos a quienes las matemáticas se les atravesaron en la escuela, porque como le dice el aventurero amazónico a su amigo librero en la carta que le escribe para avisarle de que le envía su biblioteca de libros de matemáticas: "Hay en estas obras historias comparables a las de nuestros mejores novelistas".

(extraído de artículo de La Vanguardia, 5 de Mayo de 2000)